LA MAYOR GESTA CÍVICA DE LOS ARGENTINOS

EL 23 DE AGOSTO DE 2012 SE CUMPLIRÁN 200 AÑOS DEL "ÉXODO JUJEÑO", LA MAYOR GESTA CÍVICA DE LOS ARGENTINOS.
PIDAMOS QUE EL 23 DE AGOSTO SEA DECLARADO "DÍA NACIONAL DEL COMPROMISO CÍVICO", Y SE TRANSFORME EN FERIADO NACIONAL.

jueves, 23 de agosto de 2012

JUJUY, TUCUMAN Y SALTA: EL OTRO BICENTENARIO, por Adrian Corbella (para "Diario24" de Tucumán, 22-08-12)

“Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires”…

Esta frase, enquistada en siglos de historia centralista en la Argentina, fue, es, y quizás seguirá siendo cierta por algún tiempo más. Y no es sólo una frase de la política, también lo es de la propia historia. No debemos olvidar que fue Bartolomé Mitre, político porteño de pura cepa, quien dio comienzo a nuestros estudios historiográficos. Y en la versión más clásica de la historia argentina, liberal, mitrista y porteñista, Buenos Aires quedaba en el centro de todos los procesos. En esta misma versión se diluía u omitía el rol del interior en estas transformaciones: la importancia que tuvieron caudillos como Martín Miguel de Güemes, Juana Azurduy o José Gervasio de Artigas, todo lo que puso la región de Cuyo para ayudar a San Martín a organizar el Ejército de los Andes, así como la importancia de tres hechos que se minimizan: el Éxodo Jujeño, la batalla de Tucumán, y la de Salta.

Mañana se cumple el bicentenario del éxodo jujeño, y en septiembre de este año y febrero de 2013 pasará lo mismo con las grandes victorias de Belgrano (con la inestimable ayuda del coronel Dorrego) en las Batallas de Tucumán (24 y 25-09-12) y Salta (20-02-13).

Estos combates tienen un valor que pocas veces se ha destacado, ya que evitaron que los realistas retomaran el control de las provincias argentinas. Si Belgrano hubiera sido derrotado en Tucumán, había pocos obstáculos entre esa ciudad y Buenos Aires. Se hubiera intentado detener el avance español en Córdoba, y la siguiente línea de defensa seguramente hubiera sido la Plaza de Mayo. Por eso el valor de estas victorias es enorme. Y no debemos olvidar que en aquellas tierras donde las revoluciones de 1810 sufrieron traspiés y los realistas volvieron a tomar el poder (Chile y Venezuela son dos buenos ejemplos) la represión fue feroz: se fusilaron dirigentes, se incautaron propiedades. Ese hubiera sido el destino de los patriotas si las fuerzas de Belgrano, sumadas al pueblo de Jujuy, Tucumán y Salta, no hubieran detenido a los invasores.

Afortunadamente muchas cosas están cambiando en la Argentina. El paradigma cultural que generó el liberalismo y el neoliberalismo se va desmoronando, y aquellas figuras y acontecimientos antes ignorados, omitidos, deformados, están volviendo a la luz. La revalorización del éxodo y el reconocimiento de la Bandera de la Libertad Civil de Jujuy como símbolo patrio, la idea de declarar feriado nacional este 24 de septiembre, o los proyectos que existen de cara al bicentenario de la Batalla de Salta, muestran que por fin aquella visión del mitrismo, tan centrada en el propio ombligo, está siendo dejada de lado.

Hoy se cumplen doscientos años del Éxodo Jujeño, y hay muchas razones para no olvidar ese hecho.

En primer lugar, debemos señalar que para la mayoría de la gente las grandes transformaciones sociales, las grandes “revoluciones”, son hechos violentos que implican pólvora y sangre. Eso es parcialmente correcto, pero generalmente dentro de esos procesos cruentos hay grandes hechos cívicos absolutamente pacíficos, así como ha habido grandes transformaciones absolutamente pacíficas en nuestro país, y en otros lugares del mundo.

El éxodo jujeño fue un ejemplo de gesta cívica dentro del marco de un proceso de transformaciones violentas. Es un hecho absolutamente civil, pacífico y de un alto grado de compromiso. Un hecho que fue realizado no en contra del poder militar sino junto a éste, en colaboración con éste. Y es justamente este tipo de hechos el que más representa nuestra realidad, en la que toda América Latina está transitando por grandes transformaciones de tipo cuasi “revolucionario” con líderes políticos que no desean derramar ni una sola gota de sangre en el proceso. Por eso, el éxodo jujeño es una fecha que representa adecuadamente el tipo de lucha que los latinoamericanos estamos desarrollando: comprometida, dura y no-violenta.

En segundo lugar, el éxodo es un gran hecho “militante”; los jujeños se comprometen a tal punto con la causa de “libertad” que están dispuestos a destruir todo lo que no se pueden llevar con tal de debilitar a los realistas. En nuestros tiempos, en donde se produce un claro reverdecimiento de la militancia, el ejemplo de los jujeños nos recuerda que las grandes transformaciones se logran solamente cuando la gente se compromete con ellas.

Finalmente, queremos señalar otro aspecto, que nos parece muy relevante. La historia argentina ha padecido siempre, como señalamos más arriba, de cierto porteñocentrismo, ya desde su origen, cuando un puñado de vecinos de Buenos Aires deciden destituir al Virrey Cisneros y reemplazarlo por una Junta, para luego invitar al interior a participar –cuando ya lo fundamental estaba decidido y realizado-. No sólo los hechos y figuras del interior han sido generalmente ignorados, olvidados o desvalorizados; la mayoría de los grandes caudillos del interior no han sido recordados en las calles de la Capital Federal, en cambio si se lo ha hecho con personajes menores o detestables de Buenos Aires, o con personalidades del exterior.

El éxodo jujeño es un buen ejemplo de ese ninguneo, y también de las actitudes de las autoridades de Buenos Aires en ese proceso. Rivadavia ordena a Belgrano retroceder hasta Córdoba. Fue la tozudez de Belgrano, montada en el compromiso cívico de los jujeños, y en la decisión de resistir de los tucumanos lo que salvó de la invasión realista al territorio argentino. Reivindicar el éxodo jujeño es una forma de darle su justo valor a todos los esfuerzos que los habitantes de las zonas no metropolitanas de Argentina hicieron en el proceso de independencia.

Por eso consideramos que el día de hoy debería ser considerado el Día Nacional del Compromiso Cívico. Reivindicar estos hechos, recordar que la Argentina se extiende más allá de la provincia de Buenos Aires, es un objetivo central en el proceso de construcción de una nueva Argentina que deje atrás la miopía que le fue tan característica en el pasado, y comience a mirar más hacia adentro, del propio país, y de la Patria Grande.

Adrián Corbella, 22 de agosto de 2012

Publicado en :

http://www.eldiario24.com/nota/262576/jujuy-tucuman-y-salta-el-otro-bicentenario.html



miércoles, 21 de diciembre de 2011

BELGRANO Y EL ÉXODO JUJEÑO, por Instituto Belgraniano


Belgrano hace bendecir la bandera eb Salvador de Jujuy, el 25 de Mayo de 1812. Oleo de Guillermo de Ré. Museo Histórico Provicncial Julio Marc, Rosario, Provincia de Santa Fe

Estando Belgrano en Jujuy, como General en Jefe del Ejército del Norte, en julio de 1812, se produjo una gran avanzada realista, que amenazaba destruir totalmente los poco que se había ganado a fuerza de sacrificio y coraje.

Fue necesario recurrir no sólo al patriotismo, sino a la abnegación de los criollos. La orden de Belgrano fue terminante: no debería quedar nada que fuese de provecho para el adversario, ni casa ni objetos que fueran de utilidad, ni alimentos.

Lo que no podía ser transportado a lomo de mula, de caballo o de burro, debió ser quemado. Pensemos en el sacrificio de ese pueblo sufrido y resignado, que se trasladaba con lo poco que podía salvar, sin saber exactamente cual iba a ser su suerte.
Más que un éxodo, aquello era la imagen del renunciamiento incondicionalmente realizado. El frío y la ventisca invernales acompañaron a la caravana. El éxodo jujeño tuvo lugar el 23 de agosto de 1812.

En sendos bandos de Tristán y Goyeneche se habla de los escasos vecinos que quedaron en Jujuy, de la miseria y la devastación creadas por la guerra. 1

En un oficio del 29 de octubre, Goyeneche celebra desde Potosí que el coronel de su ejército Indalecio González de Socasa haya podido construir el cuerpo municipal siquiera fuese con tres vecinos. Y agrega: “Me llena de la más dulce complacencia el voto unánime y general que V.S. me indica de los pocos vecinos que han quedado en esa ciudad de mantenerse decididos y adictos a la Casa del Rey sin que los retraiga la devastación que el furor y venganza del Caudillo Revolucionario Belgrano han causado en su población según lo tuvo anunciado en su impío bando del 29 de julio”. 2

Hasta el 23 de agosto de 1812, la revolución había puesto a prueba el amor de sus hijos a la libertad, ofreciendo sus vidas, pero en ese momento Jujuy fue escenario de algo más extraordinario todavía: una población entera sin discriminación de clases ni de edades, que sacrificaba colectivamente, su tranquilidad, su fortuna, su existencia.. Jujuy, era el paso obligado al Alto Perú, donde se encontraba el cerro de Potosí, del que se extraía la plata, que le proporcionaba una gran riqueza. Jujuy, merced a ese holocausto por la Patria, debió renunciar a todos sus bienes, lo que la sumiría en la pobreza, de la que sería difícil resurgir.

Fue tan completo el éxodo, que el testimonio español más que el argentino, nos da una idea cabal de su desarrollo. La historia de Torrente, escrita después de la guerra, con la tradición oral de los jefes realistas, nos dice en referencia a Goyeneche: “Hallándose a esta sazón con un brillante ejército, orgulloso por sus anteriores victorias, y muy superior en número y disciplina a las pocas y desalentadas tropas de Buenos Aires, que ocupaban las ciudades de Jujuy y Salta, de las que se habían retirado después de los ataques de Suipacha y Nazareno, con orden de su comandante Belgrano para que todos los habitantes evacuasen aquel territorio llevándose los archivos y aun los armamentos y muchos vasos sagrados de las iglesias, dispuso que el mayor general don Pío Tristán avanzase con tres mil quinientos hombres en persecución de aquellos prófugos”.

El célebre bando de Belgrano, del 29 de julio, comenzaba diciendo: “Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres…”. 3

Belgrano, en razón del sacrificio efectuado por el pueblo jujeño, lo hizo depositario y guardián de la “bandera nacional de nuestra libertad civil”, puesto que, gracias a ese esfuerzo supremo, fue posible ganar las batallas de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, y después la de Salta, el 20 de febrero de 1813. Una bandera, una escuela y dos escudos quedaron para siempre en Jujuy como testimonio del agradecimiento del prócer, que supo reconocer el patriotismo del pueblo jujeño.

1-DORA BLANCA TREGINI ZERPA, El éxodo jujeño. En: Manuel Belgrano. Los ideales de la patria. Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano de la República Argentina, 1995, p. 57. Véase: INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Apuntes biográficos. 2 edición, Buenos Aires, 1995.

2- DORA BLANCA TREGINI ZERPA, El éxodo jujeño, op. cit., p. 57.

3- DORA BLANCA TREGINI ZERPA, El éxodo jujeño, op. cit., p. 58.


Publicado en :
http://www.manuelbelgrano.gov.ar/belgrano_militar_exodo.htm

lunes, 19 de diciembre de 2011

23 de agosto de 1812: El Éxodo Jujeño, por Andres Mendieta (para “El Intransigente” del 25-08-09)


Hoy se cum­ple un nuevo aniver­sa­rio de “El Éxodo Jujeño”, un epi­so­dio his­tó­rico rele­vante y deci­sivo para la con­for­ma­ción de la Nación Argentina.

San Mar­tín, un grande en la glo­ria y el sacri­fi­cio Mues­tra en home­naje a San Mar­tín BEL­GRANO: ” ¡AY PATRIA MÍA! ”

“El Héroe del Éxodo, el gene­ral Manuel Bel­grano, poseído de un alma blanca y sen­ti­mien­tos mag­ná­ni­mos era un tra­sunto de la belleza espi­ri­tual ática, cuya inte­li­gen­cia había sido ali­men­tada por la con­ti­nua y medi­tada lec­tura de la filo­so­fía anti­gua y el cla­si­cismo de Homero o Vir­gi­lio, Plu­tarco o Suetonio.”

En 1920 el pro­fe­sor Teo­doro Sara­via así lo defi­nió al crea­dor de la Ban­dera durante una con­fe­ren­cia que pro­nun­ció en el Cole­gio Nacio­nal de Jujuy con­me­mo­rando un nuevo aniver­sa­rio de la orden impar­tida por el jefe mili­tar para que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad sin dejar nada que pudie­ran apro­ve­char los rea­lis­tas que venían avan­zando triun­fante desde el Alto Perú.
Este patrió­tico epi­so­dio se regis­tró el 23 de agosto de 1812. El gobierno de Bue­nos Aires, al renun­ciar Puey­rre­dón de con­du­cir el Ejér­cito de Norte y retor­nar Juan José Cas­te­lli a la ex capi­tal del virrei­nato, designó a Manuel Bel­grano para reor­ga­ni­zar la fuerza y mar­char hacia el norte.

No fue fácil su tarea. Esta­ble­ció el cam­pa­mento gene­ral en Campo Santo y pos­te­rior­mente lo tras­lada a Jujuy donde reor­ga­nizó las tro­pas; aten­dió los asun­tos polí­ti­cos; levantó el nivel moral y patrió­tico de los pobla­do­res; esfuerzo que no fue acom­pa­ñado por el gobierno de Bue­nos Aires.

Corría el año 1812. Los rea­lis­tas esti­ma­ban que había lle­gado el momento ade­cuado para reco­brar len­ta­mente el virrei­nato del Río de la Plata des­pués del grito de Mayo de 1810.

El desas­tre de Hua­qui (río Des­agua­dero) con­si­de­rado por los his­to­ria­do­res como pro­ducto de un ejér­cito des­mo­ra­li­zado, indis­ci­pli­nado, sufriendo la falta de recur­sos y arma­men­tos y diez­mado por el palu­dismo; sin valor com­ba­tivo regresó a Salta al frente de Juan José Via­monte para luego con­ti­nuar hacia el sur bajo las órde­nes de Juan Mar­tín de Puey­rre­dón ante la ase­chan­zas de ser ata­cado y des­truido por Goyeneche.

Este jefe rea­lista, aun­que nacido en Are­quipa (Perú), al frente de cua­tro mil se apres­taba a avan­zar sobre Bue­nos Aires en cono­ci­miento que el segundo triun­vi­rato pre­va­le­cía serias desave­nen­cias entre sus com­po­nen­tes, inició su mar­char desde el Alto Perú debiendo sopor­tar en el tra­yecto algu­nos cona­tos sub­ver­si­vos en Cocha­bamba obli­gán­dolo a dis­traer su aten­ción sobre el obje­tivo trazado.

Aquí enco­mendó a ope­rar en toda la zona al gene­ral Pío Tris­tán. Ante el emi­nente peli­gro que los espa­ño­les de recu­pe­ra­ran estas tie­rras el Triun­vi­rato deci­dió tras­la­dar la fábrica de armas ins­ta­lada Tucu­mán hacia Cór­doba Bel­grano no lo juzgó con­ve­niente y el taller con­ti­núo fun­cio­nando en su lugar de ori­gen y, pos­te­rior­mente, en un cole­gio reli­gioso de Los Lules.

A los efec­tos de bus­car un impe­di­mento para que las fuer­zas inva­so­ras avan­za­ran hacia el sur de la actual Boli­via le ordenó a Anto­nio Gon­zá­lez Bal­carce, en su cali­dad de jefe de van­guar­dia, se tras­la­dase hasta Humahuaca y estu­diar las posi­bi­li­da­des de apo­yar a los patrio­tas de Cochabamba.

En su mar­cha, Bal­carce no per­dió tiempo en reclu­tar mili­cia­nos for­mando una caba­lle­ría gau­cha. Mien­tras tanto Bel­grano en Jujuy hizo ben­de­cir, en la Cate­dral, una ban­dera con el pro­pó­sito de con­ta­giar el sen­tido de patria entre los veci­nos del lugar. No obs­tante las medi­das adop­ta­das para con­te­ner a los rea­lis­tas dis­pu­sie­ron que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad sin dejar nada que pudie­ran apro­ve­char sus enemigos.

El ejér­cito espa­ñol venía aplas­tando todo foco de resis­ten­cia patrió­tica desde Cocha­bamba y deci­dió que los juje­ños aban­do­na­ran la ciu­dad lle­vando con­sigo todo tipo de armas, ganado vacuno, caba­lla­res, mula­res y lana­res; levan­tar la cose­cha de las plan­ta­cio­nes y los comer­cian­tes emba­lar su mer­ca­de­ría y remi­tirla a Tucu­mán. Nada debía que­dar para los invasores.

Este hom­bre de gran talento tam­bién dictó seve­ras san­cio­nes, impo­niendo una férrea dis­ci­plina lle­gando al fusi­la­miento, para todos aque­llos que “por sus con­ver­sa­cio­nes o por hechos, aten­tara con­tra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o con­di­ción que fuese; a los que impe­ra­sen desaliento.

Nada detuvo a Manuel Bel­grano en su obje­tivo epi­so­dio que enor­gu­llece al país con el his­tó­rico: “Éxodo Jujeño”. Manuel Bel­grano fue el último en ausen­tarse la ciu­dad des­ha­bi­tada. Para aco­sar a las tro­pas de Pío Tris­tán quedó en la reta­guar­dia patriota Eus­ta­quio Díaz Vélez. El com­bate de Las Pie­dras. En Cobos el hos­ti­ga­miento adqui­rió mayor violencia.

Los hom­bres esta­ban can­sa­dos por el duro tra­jín hasta lle­gar a des­mo­ra­li­zar­los. Allí el tem­ple del crea­dor de la ban­dera se hizo notar con ener­gía. Mandó a fusi­lar a dos sol­da­dos y apli­car­les seve­ros cas­ti­gos a algu­nos oficiales.

Los rea­lis­tas enva­len­to­na­dos ante este ejér­cito que se reti­raba, el 3 de setiem­bre de 1812, deci­die­ron car­gar sobre la reta­guar­dia. Inme­dia­ta­mente Bel­grano cam­bió de posi­ción y atacó a Tris­tán derro­tán­dolo com­ple­ta­mente, dejando en el campo de bata­lla dos ofi­cia­les y cin­cuenta y ocho sol­da­dos muer­tos, varios heri­dos, cua­renta pri­sio­ne­ros y ciento cin­cuenta fusi­les. Este com­bate se lo conoce como el de Las Pie­dras. Con esta acción faci­litó a Tucu­mán pre­pa­rarse para reci­bir al ejér­cito inva­sor el 23 del mismo mes en una bata­lla confusa.

Pero las fuer­zas del gene­ral Bel­grano derro­ta­ron com­ple­ta­mente al enemigo. Los espa­ño­les reco­no­cie­ron la derrota, más no admi­tie­ron ren­dirse, y se reti­ra­ron hacia Salta. El Éxodo Jujeño debe figu­rar en los fri­sos más altos de la vene­ra­ción popu­lar por la acti­tud heroica, donde el aporte de cada uno de los juje­ños es el sacri­fi­cio que pone el sello excep­cio­nal de una acción

Fuente: El Intransigente

Autor: Andrés Mendieta

Publicado en :

http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2009/08/25/23-de-agosto-de-1812-el-exodo-jujeno/

BELGRANO Y EL ÉXODO JUJEÑO, por Jujuy en Letras (para www.jujuyenletras.com )


La revolución parecía estar perdiendo la fuerza que le había dado origen.
En el Triunvirato, Bernardino Rivadavia y sus aliados no eran partidarios de seguir la Revolución. Estaban atentos a las noticias provenientes de Europa.
El imperio Napoleónico se resquebrajaba. En España, crecía la esperanza de que algún día, Fernando VII volvería al trono. A ese día futuro temían los porteños conservadores. ¿Cómo convencer a Fernando, de que la Revolución se hizo en su nombre?.
El Triunvirato prefería negociar con los realistas americanos y bajar el perfil de la Revolución.
Temían al castigo, a la implacable represión con que ya se había castigado a otros rebeldes americanos. Para esa tarea Belgrano no era el hombre indicado.

Belgrano, no sólo expulsó al obispo Fray Nicolás Videla del Pino, de Salta por tratar de herejes a los porteños; también echó de Jujuy a todos los que fueran sospechosos de estar en contra de la causa americana. El General Manuel Belgrano quería la Revolución. No estaba dispuesto a negociar, ni a ceder un palmo de la libertad conseguida.
El esfuerzo de Belgrano fue logrado: "La Reorganización del Ejército". Esos oficiales y soldados desaliñados se transformaron en una fuerza disciplinada que devolvió la tranquilidad a las poblaciones del norte.
Belgrano había logrado que el norte volviera a creer que la Revolución era posible.

El Triunvirato, temeroso de lo que pudiera suceder en España, empezó a ver en Belgrano un enemigo.
Al campamento de Belgrano llegan órdenes del Triunvirato de abandonar Jujuy al enemigo. Belgrano ordena el éxodo jujeño. De acuerdo a algunos investigadores; Belgrano no necesito presionar a los jujeños. Ya fuera por temor a las tropas de Tristán o por adhesión a la causa americana, el pueblo jujeño se plegó al éxodo.

ÉXODO JUJEÑO


El viaje hacia el sur comenzó a principios de agosto. La marcha se hacía a la mayor velocidad posible. Se temía que en cualquier momento aparecieran las fuerzas de Tristán.
Lucha entre la retaguardia patriota y la vanguardia realista. Las tropas del ejército cubrieron la retaguardia. A fines de agosto, Tristán entró a Jujuy y se enfrentó a la retaguardia del ejército patriota que lo estaba esperando.
Combate de las Piedras. El pueblo jujeño continuó su éxodo hacia el sur. Las tropas de Tristán estaban cada vez más cerca pero no lograban quebrar la defensa patriota en la retaguardia.
Belgrano se entera de que Goyeneche piensa encerrarlo en Córdoba.
Los tucumanos preparándose para la batalla. Viendo que los tucumanos estaban dispuesto a morir antes de entregar su tierra, Belgrano desobedece al Triunvirato.
Las tropas realistas avanzando. Le escribe a Rivadavia: "...Debo enfrentarme a la acción. Los enemigos vienen siguiéndonos... Si me retiro todo se pierde. La gente se ha decidido a sacrificarse con nosotros."
Muertos en la batalla. La noticia de la victoria en Tucumán llegó a Buenos

Aires el 5 de octubre. El general Belgrano había triunfado desobedeciendo al gobierno. Belgrano se junta con alguien del gobierno que lo reprende por haber desaparecido. El insiste en que seguirá desobedeciendo e intentará atacar Salta.
Mientras Belgrano planeaba como arrinconar a Tristán en Salta, la popularidad del comandante del Ejército del Norte se hacía sentir en Buenos Aires.

BUENOS AIRES APROVECHA EL DESCREDITO DEL TRIUNVIRATO


El descrédito en que cayó el Triunvirato y la política conservadora de Rivadavia fue aprovechado por grupos opositores. Estaban constituidos por Alvear, José de San Martín y grupos Morenistas, de los que formaba parte Monteagudo, entre otros. En ellos la idea predominante era avanzar en el proceso de Revolución e Independencia de las colonias Americanas. Insistían en la convocatoria a una Asamblea General de las Provincias Unidas.
El 8 de septiembre los granaderos a caballo de José de San Martín, junto con otros regimientos tomaron la plaza de la Victoria e hicieron caer al gobierno.
Belgrano anuncia la formación de la Asamblea del año 1813 y hace jurar la Bandera.

RENDICIÓN DE TRISTAN


Batalla de Salta. Belgrano recibió un importante refuerzo de hombres y armas desde Buenos Aires y avanzó hacia Salta.
El 20 de febrero Belgrano y su ejército atacan por el norte de la ciudad, sorprendiendo a Tristán que lo esperaba del lado opuesto.
La rendición. El gobierno criticó la mano blanda con los vencidos. Pero el General Manuel Belgrano, que estaba atrás de otro objetivo, respondió: "Siempre se divierten los que están lejos de las balas y no ven la sangre de sus hermanos... También son esos los que critican las determinaciones de los jefes. Por fortuna dan conmigo que me río de ellos, y hago lo que me dicta la razón, la justicia y la prudencia y no busco glorias sino la unión de los americanos y la prosperidad de la patria".
Alternativa era la independencia de las colonias o reinos de indias, como se los denominaba oficialmente.

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http://www.jujuyenletras.com.ar/jujuy-html/retazos/jujuy-belgrano.htm

viernes, 9 de diciembre de 2011

EL ÉXODO JUJEÑO, por Joaquín Carrillo (extracto del libro “Jujuy : Apuntes de su historia civil”, 1989).

El éxodo jujeño El 23 de agosto de 1812 el ejército patriota a las órdenes del general Manuel Belgrano comienza el heroico éxodo del pueblo jujeño en dirección a Tucumán en lo que se conoce como el "éxodo jujeño". Ante la inminencia del avance de un poderoso ejército español desde el norte al mando de Pío Tristán, el 29 de julio de 1812, Belgrano emite un bando disponiendo la retirada general. La orden de Belgrano era contundente: había que dejarles a los godos la tierra arrasada: ni casas, ni alimentos, ni animales de transporte, ni objetos de hierro, ni efectos mercantiles. Para recordar este heroico episodio transcribimos a continuación el bando de Belgrano y unos fragmentos del libro Jujuy. Apuntes de su historia civil.

Fuente: Carrillo, Joaquín, Jujuy. Apuntes de su historia civil, Universidad de Jujuy, Jujuy, 1989, pág. 142-149.

Los días fastos en que el pueblo conmemoraba los sucesos nacionales habían ya sido cambiados. (…) En vez del natalicio de los reyes, comenzaba a marcarse en el calendario popular la festividad nacional del 25 de mayo, día de libertad y de esperanzas. Jujuy debía celebrarlo con pompa y solemnizarlo con una ceremonia memorable, que cumplió con entusiasmo sin igual en los períodos de sus glorias y sus trabajos. El 25 de Mayo era ocasión de reanimar con formalidades tocantes el espíritu que había comenzado a levantarse con la marcha del ejército sobre los territorios antes abandonados. El sentimiento patriótico de Belgrano tuvo fecundidad en la invención de una ritualidad patriótica para herir el corazón de los pueblos y retemplarlos en la fatiga, sublimándolos para el sacrificio en el ardor de las más rudas batallas.

Aquel día (25 de mayo de 1812) el ejército apareció de pie, en formación, cuando el horizonte, tiñéndose del albor esparcido por los rayos del sol naciente, parece abrirse como inmensa cortina, para que desperado el orbe eleve sus cánticos: en aquel momento resonó en la plaza municipal de Jujuy un himno enfático al Dios de la Libertad de América. Lo entonaba aquel pueblo cuyas masas alternaban con las compañías en organizaciones del ejército de Belgrano, y de cuya fraternización en el culto patriótico de aquel día, debía nacer la común resolución de mantener el juramento de ser libres. (…)

Aquel pueblo, que así se estremecía de júbilo, que por la multitud agrupada dejaba escapar las aclamaciones generales, y que por sus autoridades y Cabildo transmitía al jefe su incontrastable resolución de arrostrar el conjunto de los sacrificios que la causa imponía, aquel pueblo llenaba las cuadras designadas a sus bisoños soldados ciudadanos, con que se organizaba el Regimiento Nº 6, y cuya bandera, bendecida el 25, fue también mandada ocultar por el Gobierno. Belgrano la guardó con cariño para legarla al pueblo de Jujuy el día en que fuese coronada por los laureles de la victoria.

Cochabamba caía, cuando en Jujuy se enarbolaba y bendecía la bandera argentina, y se rehacía un tanto aquel ejército, aumentado por el número 6 de jujeños.

Manifiesto era que el itinerario de Goyeneche sería el día después de su triunfo sobre el pueblo de Cochabamba, el que lo condujese hasta los fogones del campamento de Belgrano, o a los tesoros abandonados de las provincias del valle argentino. Terminaba julio, y las avanzadas enemigas eran seriamente reforzadas. A los patriotas les vinieron también algunos fusiles, con los que prepararon a hacer algo, siguiendo a su jefe, que prefirió una retirada, como lo ordenaba el gobierno, y el abandono al enemigo de las poblaciones y ciudades de Jujuy y Salta. Pero no fue tan solo una retirada militar; ordenó un abandono del país a todos sus habitantes; un levantamiento de todo objeto de recursos, o su destrucción, si no era fácil su transporte.

El bando con que precedió su marcha retrógrada fue terrífico e hizo estremecer de ansiedad y amargura a la sociedad de Jujuy. Lo insertamos íntegro por su originalidad, y efectos que produjo.

Bando de Belgrano

“Don Manuel Belgrano, general en jefe… Pueblos de la Provincia: Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.

”Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reunirnos al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blanca y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieron y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no sólo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.

”Hacendados: apresuraos a sacar vuestro ganado vacuno, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarandóos además si no lo hicieseis traidores a la patria.

”Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.

”Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirlos, e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.

”Entended todos que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliento estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con sólo lo deposición de dos testigos.

”Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieran prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.

”No espero que haya uno solo que me dé lugar par aponer en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje de cumplir cuanto dejo dispuesto.

”Cuartel general de Jujuy 29 de julio de 1812”.

Manuel Belgrano

Apenas se lee sereno aquella orden tremenda lanzada contra todo habitante, que sin distinción alguna, debía obedecerla o perecer. El terror del bando hizo su efecto, y como el general se prometía; no encontró resistencias para ser cumplido. (…)

El patriotismo y decisión hizo llevaderas las penurias de la emigración próxima; y “hasta las mujeres se ocupaban de construir cartuchos y animar a los hombres”, como dice también el historiador Mitre.

No se emprendió la marcha sino cuando se había preparado todo y el enemigo se encontraba próximo, adelantando sus partidas sobre las últimas guardias de las fuerzas que habían estado en Humahuaca. Estas sin perder formación, sufrieron la picada que las orgullosas partidas realistas les hacían y atravesaron por las inmediaciones de la ciudad sin que ni se les permitiese a los oficiales detenerse con cualquier objeto un solo momento en las casas de la población. El grueso de la columna había marchado el 23 y la vanguardia, convertida en retaguardia, pasaba en la tarde de ese día. Belgrano fue el último que abandonó la ciudad en la noche, incorporándose a las fuerzas antes del día siguiente. El enemigo se posesionó de aquella solitaria ciudad en medio de su total abandono. Estaba desierta y desmantelada, y espantado del aspecto tristísimo de aquellos hogares desamparados y de aquellas calles mudas y tristes, después de la agradable animación de otros tiempos, escribía el jefe Tristán a Goyeneche: “Belgrano es imperdonable por el bando del 29 de julio”, Cuando pasó sus ojos sobre aquel ultimátum le calificó de “bando impío”.

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http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/independencia/el_exodo_jujeno.php

A 199 años del Éxodo Jujeño, por Diario24 de Tucumán del 22-08-11.


Arriba : Imagen del EXODO JUJEÑO. Los jujeños hicieron el sacrificio que les demandó la Patria siguiendo a Belgrano.

El éxodo jujeño es conmemorado con gran estima por los habitantes de Jujuy, que cada 23 de agosto conmemoran el mismo. Se considera que la acción de los jujeños de 1812 constituyó un gran acto de heroísmo colectivo que permitió las derrotas posteriores de los españoles. En el año 2012 se celebrará el bicentenario del éxodo. El 28 de octubre de 2002 es promulgada la Ley 25.664, originada en un proyecto presentado en el Senado argentino, por la cual se declara el día 23 de agosto de cada año; y en conmemoración de la Gesta del pueblo jujeño, a la provincia de Jujuy como Capital Honorífica de la Nación Argentina.

Los actos se iniciarán esta noche con una Marcha Evocativa representada por las entidades gauchas, que incluye una dramatización del abandono de la ciudad en llamas en la playa del río Xibi-Xibi, cuando los pobladores se llevan todo lo que tienen rumbo al sur.

Pero si hay algo atractivo para los jujeños y los visitantes es el desfile de mañana sobre la avenida Córdoba, donde participan miles de gauchos ataviados con ropas tradicionales y montados en lustrosos animales, como herederos del valor de sus antepasados.

El Éxodo jujeño en 1812 es el hecho histórico más trascendente después del 25 de Mayo de 1810, ya que Belgrano había sido enviado por el Triunvirato a defender la frontera norte del avance realista.

En San Salvador de Jujuy, frente al Cabildo, el General Belgrano hizo jurar la bandera a sus soldados, la que antes había sido bendecida por el canónigo Gorriti en la Iglesia Catedral, consagrada ahora como Basílica Menor.

El número de las fuerzas criollas frente a las realistas, como la cantidad de armas que traía el enemigo, hicieron que Belgrano tomara la decisión de abandonar Jujuy, dejando tierra arrasada para evitar el aprovisionamiento del Ejército de Pío Tristán, que ingresaba por el norte.

Jujuy, un valle de comerciantes españoles, plaza de mulas, pero además paso obligado desde y hacia el Alto Perú, tenía por aquel entonces, como ahora, un valor estratégico en ese sector del continente, puesto que conectaba con lo que después fue Chile y Bolivia.

Los españoles tramaban ingresar al territorio por el norte, para ayudar al gobierno de Córdoba, que se había declarado rebelde a la Revolución de Mayo y había que contenerlos.

La situación no era buena para el Ejército del Norte, por lo que se le ordenó a Belgrano volver a Córdoba, pero viendo el empuje jujeño por conquistar su libertad, ordenó una retirada estratégica abandonando todo, casas, plantaciones, pertenencias innecesarias y aprovisionarse de lo elemental para la Gran Marcha.

Los jujeños hicieron el sacrificio que les demandó la Patria siguiendo a Belgrano, quien al llegar a Tucumán y encontrando el entusiasmo de su gente, decidió dar batalla a los realistas.

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COMPROMISO CÍVICO Y MILITANCIA, por Adrián Corbella (para “Mirando hacia adentro”) :




Cristina Fernández de Kirchner ha hecho insistentes llamados, en muchos de sus últimos discursos, a la organización popular. Ha dicho con claridad : “Yo sola no puedo, necesitamos a los 40 millones de argentinos”. Es que, evidentemente, los hechos demuestran la fragilidad de la vida humana ; los dirigentes políticos son personas que pueden tener problema de salud, que pueden morir. A los argentinos nos ha pasado con Néstor, y a la vez vemos como diversas dificultades médicas aquejan a personajes latinoamericanos como Hugo Chávez, Lula o Fernando Lugo .
El destino de un pueblo no puede, no debe, depender de que un dirigente político esté habilitado o no constitucionalmente para la reelección, de su estado de salud, o de que esté con nosotros o nos deje definitivamente. El destino de un pueblo debe depender de todo el pueblo : siempre debe haber alternativas ; por eso el llamamiento a los 40 millones de argentinos, para que no dependamos de la suerte individual de un dirigente.
Por eso es tan lamentable la postura de aquellos que miran con desconfianza, que buscan oscuras razones económicas, en todo tipo de militancia. Porque, en definitiva, el militante es una persona con un alto compromiso cívico, una persona que dedica tiempo, esfuerzo, y a veces hasta pone dinero de su bolsillo en pos de una causa, de una idea, de un proyecto. El militante (poco importa de qué fuerza política sea) es un ciudadano en sentido pleno, una persona que participa día a día del sistema democrático en que vive, en el que todos vivimos. Y esta forma de compromiso cívico a la que llamamos militancia no es un fenómeno nuevo, no es una invención “kirchnerista”.
En todos los grandes procesos de transformación de la sociedades hay, ha habido y habrá niveles altos de compromiso cívico, de militancia. Y ese compromiso aumenta exponencialmente cuando están en juego grandes cosas.
Los argentinos tenemos un ejemplo antiguo y generalmente olvidado, un ejemplo de compromiso cívico supremo que merecería una mayor atención de nuestra parte, ya que en nuestras guerras de independencia hubo un caso de dimensiones épicas de “militancia” por una causa .
Los ejércitos del siglo XIX muchas veces se abastecían en el terreno, obtenían provisiones de las zonas por las que pasaban. En general no eran precisamente compras : en el mejor de los casos, las cosas se “tomaban prestadas” prometiendo su pago en un futuro indeterminado ; en el peor, directamente se saqueaba.
En nuestro país, en esos años, las luchas fueron particularmente duras en la frontera norte. Los realistas dominaron lo que hoy llamamos Bolivia hasta 1825, por lo que siempre nuestro Noroeste estuvo expuesto a ataques de los “godos”. Entre 1810 y 1816 hubo tres intentos de expulsar a los españoles del altiplano boliviano desde territorio argentino : los tres fracasaron, y abrieron nuestras provincias norteñas al riesgo de una contraofensiva española.
Dentro de ese marco se desarrolla el hecho al que hacíamos mención : el éxodo jujeño.
En mayo de 1812 Belgrano comandaba el Ejército del Norte. Su base de operaciones era la ciudad de San Salvador de Jujuy, a la que por entonces comenzaron a llegar, sin armas, desmoralizados y con paludismo, los 800 sobrevivientes de la derrota de Huaqui, ocurrida algunas semanas antes.
Manuel Belgrano pidió refuerzos para defender el Noroeste argentino, pero de Buenos Aires, dominado por entonces por la figura de Bernardino Rivadavia (poder real detrás del llamado Primer Triunvirato), llegó una orden tajante : retirarse a Córdoba abandonando a media Argentina a su suerte.
Belgrano tomó una dura decisión : dejar sólo tierra arrasada frente a los españoles, para evitar que pudieran abastecerse en su avance, y así demorarlos .El 29 de julio de 1812, el creador de la bandera emitió una orden impactante :
“Pueblo jujeño ... La patria les reclama un gran sacrificio: abandonar la ciudad y las fincas, quemar los campos sembrados, arrear los animales. A los ojos del español invasor, sólo debe quedar tierra arrasada...
Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres (...)”
No cuesta mucho imaginarse lo que debe ser para una persona abandonar su tierra destruyendo previamente todo aquello que construyó a lo largo de su vida, demoliendo viviendas y quemando sembrados. Pero los jujeños lo hicieron el 23 de agosto de 1812, demorando el avance realista, y facilitando de ésta manera las posteriores victorias patriotas en Tucumán y Salta, que salvaron a la Argentina de una invasión por el norte que posiblemente no se hubiera detenido hasta llegar a Buenos Aires y terminar con el proceso revolucionario …
Hoy, que los argentinos vivimos tiempos de un reverdecer político, de un renacimiento de la militancia, de jóvenes que se comprometen con ideales y pugnan por hacerlos realidad pacíficamente, el épico éxodo jujeño adquiere dimensiones aún mayores, se agiganta a niveles magníficos. Todo un pueblo, hombres y mujeres, niños y ancianos, comprometidos con una causa cívica y arriesgando todo para lograrla.
Hoy, más que nunca, podemos entender qué cosas motivaron a aquellos jujeños, hace casi 200 años, a dejar todo y marchar hacia el sur, para lograr sus sueños.
Por eso hoy los argentinos deberíamos solicitar a nuestras autoridades que el 23 de agosto sea declarado Día Nacional del Compromiso Cívico, y se transforme en un feriado inamovible…


Adrián Corbella, 3 de diciembre de 2011.

Publicado en :
MIRANDO HACIA ADENTRO
http://adriancorbella.blogspot.com/2011/12/compromiso-civico-y-militancia-por.html

en
REDACCIÓN POPULAR
http://redaccionpopular.com./node/4371

y en
DIARIO24 DE TUCUMÁN

http://www.eldiario24.com/nota.php?id=240295